Manoseé las últimas palabras que me dirigiste.
Refregué tu mirada en mis ojos.
El sonido de tu voz lo archivé en mi conciencia.
Y el sabor de tus besos los disfruté durante horas.

Ahora...

Ahora que tu imagen se desgastó,
la guardaré en un papel,
por si algún día llego a olvidarte.

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