Es increíble que un simple corte de pelo, pueda cambiar mi estado de ánimo, y fomentar la felicidad que me trajo en aquellos tiempos. Es así la vida, evoluciona, siempre evoluciona, el que decide estancarse es cosa de él, la tierra siempre sigue girando, nada se detiene, la cosa está en tú mano, en una tijera, o en tus ideales.
A mi me gusta pensar que cambio de personalidad según como yo intervenga mi pelo, es raro, pero hace años que no voy a un peluquero, y estos ataques de tijeretasos, son porque soy bastante cambiante, y no me gusta la rutina, la monotonía, me desagrada escuchar siempre las mismas canciones, o mirar siempre a la misma gente y sentir que es todo igual. Por ello siempre ando mirando quién a cambiado algo, o la mirada distinta de aquella persona, o su forma de vestir, o la nueva sonrisa que luce ahora, siempre me preocupo por eso, porque no me gusta la monotonía, ni tampoco la gente normal, me carga la idea de que me encuentren como alguien del montón de ciudadanos, por ello siempre estoy en constante evolución, transformación, transmutación hacia algo pro. Mi chasquilla de hongo me devuelve toda la energía que pierdo cuando no estoy con mis amigas, ellas me pusieron así, me aceptaron tal cual soy, y por ello esta chasquilla, por más insignificante que pueda parecer, me hace tan bien, es como si fuera un dosis de felicidad que necesito por lo menos una vez cada tres meses.

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