Colectivo teatral Mamut

Cuando comencé a escuchar sobre el teatro de improvisación, me pareció que combatir el teatro canónico con el talento innato y la espontaneidad, era un gran riesgo, que solo gente con mucho conocimiento podría emprender. Pero para sorpresa de muchos, me he logrado contagiar de este talentoso grupo de actores, que ponen en escena toda su sabiduría para montar un espectáculo digno de los más grandes tablones del teatro a nivel mundial.

Hablo de estos chicos como si los conociera, pero es que no pude aguantarme las ganas de ir a mirar y admirar a este colectivo Mamut en su obra "Super escena" (por eso puse la foto, para que los conozcan, porque para mí ya son ídolos). Digamos las cosas como son, la improvisación es un elemento del teatro en el cual ellos se destacan, por el cual se merecen estar donde han llegado ahora. "Super escena" supera las expectativas de cualquiera que haya visto el programa "Los improvisadores" y le guste el trabajo de estos actores. Es decir, me encontré con un nuevo mundo del teatro que desconocía, y que lleva al espectáculo todo lo cotidiano para transmutar en una catarsis de humor e histrionismo.

Es maravilloso poder formar un número totalmente improvisado a partir de pequeños pie forzados, que vendrían siendo una idea de película, y poder llegar a contar una historia llena de risas y situaciones que intentan realzar las características psicológicas de las personas, o de la misma sociedad, para transformarlas en este juego de ironías e imaginación. Estos actores son de otro nivel, quiero decir, están tan bien nutridos de su arte que me fascina la pasión y la garra que colocan en escena. Son capaces de crear una atmósfera completamente espontánea entre los que actúan y aquel responsable de la música (y de los aciertos musicales de la obra) que es Foco, el pianista. Se puede apreciar esta complicidad que los lleva a plantear ideas que se convierten en maravillosas representaciones de situaciones cotidianas, o que se caracterizan por imitar una época, o cierto país donde el idioma y los referentes sociales son marcados, que finalmente se convierten en un espectáculo en extremo sensacional. Pero lo más maravilloso de todo es que ningún espectáculo es igual a otro, estamos frente a unos improvisadores, cada vez todo cambia, cada vez algo nuevo puede sorprenderte. Entonces, me encontré frente a este grupo de teatro que pone en escena una imaginación sin límites, y me enamoré de su arte. O sea, aquel que se para en un escenario con una idea nueva cada día, es digno de mi admiración. ¡Qué mentes más privilegiadas! No dejo de admirar a estos actores, que viven de su pasión sin importar el lucro, es decir, si quieren encontrar talento sólo tienen que ir a las obras del colectivo Mamut. Esa agilidad mental, la imaginación al extremo, la versatilidad de personificaciones que pueden llegar a mostrar en unas pocas horas, el hecho de que sean capaces de crear personajes distintos con rasgos y características faciales y físicas propias, para cada escena demuestra una sabiduría y un talento innato. Esto es arte puro. Me asombra y me fascina cómo se complementan entre ellos, y con el mismo Foco, que tiene un oído místico y divino, porque acierta en cada nota musical con que interviene la improvisación. Ellos se conocen tan bien que resulta totalmente armónico lo que crean, y más gratificante aún es darse cuenta que son capaces de crear este increíble espectáculo con su más maravilloso don: la creatividad.

Ya sé que esta obra terminó sus funciones el pasado fin de semana, pero quería dejar plasmada la invitación a conocer esta línea del teatro, que pese a que se popularizó recientemente, en las obras se puede apreciar por qué este colectivo (junto con los otros actores con los que conforman "Los improvisadores") se destaca frente a las imitaciones baratas. Hay que conocerlos e ir a ver todos los números que hagan, no se van a encontrar con otro grupo de talento así en Chile. Todo mi infinito apoyo al colectivo Mamut, por su pasión por el arte, por el teatro, porque no se rinden frente a nada, y porque sinceramente, son un valor preciado del teatro chileno que debemos saber admirar. ¡Grande Mamut!